Windows 8 no ha tenido muy buena acogida entre los expertos en usabilidad web. De decepcionante tacha uno de los grandes entendidos en este ámbito, Jakob Nielsen, la facilidad para utilizar el nuevo sistema operativo de Microsoft, tanto para los usuarios novatos como para los avanzados.
La multinacional estadounidense fundada por Bill Gates presentó hace casi un mes la última versión de su software para los ordenadores personales y los dispositivos móviles como tabletas o smartphones, una apuesta arriesgada de Microsoft que supone una ruptura radical con el escritorio clásico que conocen sus usuarios.
La compañía explicó que el nuevo sistema operativo nace de «reimaginar Windows», de hecho, el Windows 8 está considerado como el mayor rediseño de Windows desde Windows 95, para adaptarse a las tecnologías de pantallas táctiles y a las aplicaciones de Internet, pero sin renunciar a conservar las funciones tradicionales ni sus programas de escritorio. Sin embargo, Jakob Nielsen ha desmontado de arriba a abajo en su web oficial el actualizado software, achacando que la nueva interfaz mantiene ocultos comandos importantes para primar el uso de grandes iconos de colores, un diseño optimizado para las pantallas táctiles, pero no tan eficaz para PC.
Tampoco ha convencido a Jakob Nielsen el doble escritorio de Windows 8, ideado por un lado para tabletas y smartphones y, por otro, para ordenadores tradicionales. El ingeniero considera que los dos entornos en un dispositivo generan diferentes problemas, como la dificultad que le supone al usuario acordarse de adónde ir y cómo acceder a cada «cara», el alto coste de interacción para usar diferentes aplicaciones al tener que pasar de un entorno al otro o la incapacidad de ver el segundo entorno cuando se está navegando. Según Jakob Nielsen, incluso el propio nombre de Windows 8 se contradice, porque el usuario no puede ver múltiples ventanas, sino una sola, lo que complica todavía más su funcionalidad en lo que respecta a la memoria humana.
El elegante diseño plano del escritorio y la tipografía, uno de los cambios más llamativos del aspecto del Windows 8, dan un ambiente fresco y renovado, pero sacrifican, a los ojos del experto, su usabilidad. Los sencillos iconos, sin relieves, detalles ni sombras, no llaman la atención del usuario y dificultan su percepción sobre dónde debe hacer click.
En cuanto a los «gestos» del Windows 8 con los que el usuario trabaja en los dispositivos de pantallas táctiles -deslizar los dedos, pellizcar, presionar...-, Jakob Nielsen también se muestra receloso. En su tesis, el ingeniero critica que son difíciles de aprender y recordar, que algunos son ambiguos y que no están bien diferenciados los unos de los otros. A los «gestos» le siguen los comandos ocultos y la baja densidad de información que se muestra en pantalla, aspectos que tampoco han contentado a Nielsen y que desgrana en profundidad en el análisis crítico que publica en su web.